Siempre que queremos conocer más sobre una persona solemos lanzar la pregunta exploratoria por naturaleza:
¿Cuáles son tus planes a futuro?
De esta manera, la respuesta emitida nos da una idea sobre las prioridades y acciones encaminadas a conseguir llegar a esa meta en el tiempo.
Paradójicamente, todos tenemos planes a futuro, pero solo a corto tiempo. Cuando hacemos esta planificación, olvidamos que la muerte tocará a nuestra puerta tarde o temprano; que somos seres trascendentes y, dependiendo de nuestras acciones, tendremos una vida o una muerte eterna.
Además de terminar el instituto, tu carrera, conseguir un gran empleo, tener dinero, comprar una casa y un coche, casarte, tener hijos, etc.
¿Cuáles son tus planes para después de la muerte?
¿Dónde te gustaría estar?
¿Por qué?
Y la pregunta más importante: ¿Qué estás haciendo para que así sea?