1. El pacto podía ser oral o escrito. Si
era escrito se firmaba un documento con sangre. En la época de la
inquisición se falsificaron muchos supuestos pactos para conseguir
condenas.
3. La demonología afirmaba que según el mes, la semana, el día y la hora podía aparecerse un diablo diferente al ser invocado el maligno. Si se pretendía pactar con el diablo, era importante elegir bien el momento según lo que se le quisiera solicitar, ya que a cada demonio le correspondía una función específica.
4. Como la demonología cristiana suponía que para pactar con el diablo había que sacrificar niños a cambio, muchas comadronas fueron acusadas.
La triste realidad es que morían muchos niños al nacer y echar la culpa
a la comadrona, acusándola de bruja, era una manera de justificar lo
sucedido.
5. Se creía que entre los favores más solicitados se encontraban el conocimiento ilimitado, la eterna juventud, riquezas sin fin, el amor deseado o el poder absoluto sobre algo o alguien.
6. A partir del siglo IX se introduce la figura del «judío» como mediador en el pacto, tal como se puede leer en el texto Miraculum Sancte Marie de Theophilo penitente.
7. En el siglo II, Roma acusó a los cristianos de los mismos hechos
que, más tarde, éstos utilizaron para señalar pactos con el diablo de
las supuestas brujas: sacrificio de niños, reuniones clandestinas,
adoración de determinados animales, etc…
8. A lo largo de
la historia se ha creído que algunas personas pactaron con el diablo
para conseguir su meta. Entre ellos encontramos a Niccolo Paganini,
violinista, Guiuseppe Tartini, compositor o el guitarrista Robert Johnson.
9. Otra forma de sellar el pacto consiste simplemente en inscribir tu nombre en el «Libro rojo de satanás».
10. La mayoría de historias y leyendas sobre pactos con el diablo, como su fin es moralizante, acaban mal.